domingo, 17 de mayo de 2009

LA RUTINA DE COSTUMBRE…


Tengo comprobadísimo que soy un hombre de costumbres pero al mismo tiempo estoy segurísimo que no lo soy. Contradicción se le llama a esto ¿verdad?

Me explico…

Creo que soy un hombre de costumbres porque me gusta mantener las tradiciones, hacer cosas que hacía desde pequeño o planes a los que ya te acostumbras, planes que te gustan y a los que por nada del mundo quieres renunciar.
Son actividades de lo más rutinarias posibles, que incluso pueden parecer aburridas pero que te hacen sentir el hombre más feliz del mundo cuando las haces, sientes que eres dueño de tu vida, de tu tiempo, dueño de tu libertad, ese bien preciado por el que tantos lucharon en su momento. Sientes que son actividades habituales pero imprescindibles para entenderme como persona, para saber como soy, como pienso, como siento, como me río y como lloro.

Pero al mismo tiempo soy una persona que me suelo quemar con la rutina, me aburre, soy una persona a la que me exaspera la gente rutinaria, gente que deja pasar los días sin aprovecharlos, que no los valora, que no improvisa, que no es inquieta y le gusta hacer de todo, ir a la aventura, vivir al día aprovechando hasta el último segundo…todo el día deambulan bajo las órdenes de lo estrictamente marcado en su planing vital, sin salirse un ápice de lo establecido. Gente que no sabe valorar también la soledad, tan necesaria en muchos momentos, gente que no es capaz de hacer nada sola, que prefiere quedarse en casa viendo como pasan las horas, viendo cine de barrio un sábado por la tarde en vez de ir a pasear por El Retiro por ejemplo. Gente a la que no le gusta el riesgo, ni la improvisación, ni los planes por sorpresa, siempre te dan largas a cualquier plan aunque no tengan nada que hacer. Pereza, palabra maldita.Yo soy incapaz de estar en casa más tiempo del necesario, soy un culo inquieto, prefiero moverme frente a quedarme quieto, lo cinético frente a lo estático, nómada frente a sedentario. Aunque también es verdad que hay momentos para todo, yo me refiero por regla general. En definitiva, gente aburrida para mí que no sabe apreciar la brevedad del tiempo, lo efímero de la vida

Sin embargo, me encantan algunas costumbres, las quiero, las necesito, las disfruto. Costumbres que no me impiden hacer otros planes, son costumbres sanas, que no presentan el cartel de obligatoriedad, son costumbres que se pueden suplir siempre que sale otro plan que apetece más, que no me atan, que yo decido que hago, como lo hago y donde lo hago en todo momento.
Los que me conocen saben que me encanta ir a la Cuesta Moyano los domingos por la mañana en el 32 para pasear mientras revuelvo entre miles de libros usados, libros con una gran vida interior. Luego suelo ir paseando por El Retiro hasta llegar a mi banco, donde suelo leer El País hasta casi la hora de comer.
También me gusta ir al centro, a Sol en metro y visitar el FNAC, es una de mis tiendas favoritas. En navidades siempre suelo ir al centro a ver Cortilandia y luego comer un bocata de calamares (ya lo hacía desde pequeño con mis padres). Casi siempre suelo comprar en unas tiendas específicas, filias y fobias, tiendas que me gustan, donde me tratan bien. Siempre suelo ir a la misma farmacia por ejemplo (Farmacia licenciado Ausín), huyo de los chinos, no me convencen y suelo comprar en La Maña, otra de mis tiendas favoritas, tienda de frutos secos y variantes, chuches, bebidas, helados, encurtidos, etc, que ya visitaba desde que era canijo, cuando estaban Magdalena y Antonio (ya jubilados y toda una institución en Moratalaz) y ahora que está Quico, su hijo, por trato, por calidad, por confianza, porque nos llamamos por nuestros nombres, por costumbre.
Me encanta leer por diversión, por gusto, apoyando la cabecita sobre la almohada de mi habitación.
Disfruto comiendo paella los domingos en casa todos juntos como siempre hemos hecho desde pequeños (aunque hay domingos que variamos un poco ¿eh?).
Me entusiasma visitar la Feria del Libro todos los años los fines de semana por la tarde mientras las gramíneas esparcen sus semillas de polen sin ningún tipo de miramientos.
Me ilusiona todos los años celebrar mi cumple en mi pueblín, Budia, haciendo una barbacoa grasienta alrededor de una buena compañía y unas botellas de vino.
Saboreo cuando como helados de la heladería Roma de la Lonja, me gusta por encima de todas las cosas ir de cervezas y salir a tomar el peri, me gusta empezar el periódico por el final, etc. Son costumbres adquiridas a lo largo de mucho tiempo, con las que disfruto, pero que no me impiden variar la agenda, adaptarme a otras cosas. Son rutinas de costumbre.

Por el contrario hay cosas que no me gustan. No me gusta ir todos los domingos al cine porque sí, aunque no haya nada que me guste, no me gusta salir todos los sábados hasta las 6 de la mañana porque sí, aunque me lo esté pasando mal, no me gusta ir todos los sábados de compras porque sí, no me gusta por regla general salir los días de diario hasta las tantas porque sí, me gusta cenar en casa y relajarme descansando, no me gusta quedarme en casa por las tardes porque sí, aunque no tengas con quién quedar, no me gusta la gente que dobla las hojas de los libros como marcapáginas, no me gusta coger el coche para todo, prefiero el transporte público, no me gusta comprar en El Corte Inglés, aunque alguna vez lo haya hecho, no me gusta ir siempre a cenar al Vips, hay millones de restaurantes en Madrid, no me gusta levantarme los fines de semana a las 3 de la tarde, no me gusta ir siempre al mismo sitio de vacaciones, no me gusta salir en Nochebuena, etc.

Con esto quiero decir que me gusta abrir la mente a todo, no encerrarme en mi mismo, no recrearme en mis penas (aunque a veces me sienta triste), no hacer solo lo establecido, hacer muchas cosas, cuanto más mejor, de todo tipo, viajar y cuanto más lejos mejor, improvisar planes y que nadie me marque que es lo que tengo que hacer tal día a tal hora. Que mi vida sea consecuencia de mis actos y no de lo que me digan los demás, que la rutina solo sea por costumbre y que la curiosidad sea algo que me acompañe durante toda la vida. Que la agenda, tu agenda, solo sirva para recordarte aquello que tu has apuntado en ella y que quieres hacer, que no siempre seamos esclavos de lo establecido.

Si a las costumbres y no a la rutina, ese es el lema de hoy, ese es mi lema.

Rutina o no rutina…that is the question

Yo, por si acaso, me voy a la Cuesta Moyano como todos los domingos….

1 comentario:

Ana dijo...

Ole, ole, y ole...

Estoy totalmente de acuerdo contigo.

¡Sí a las costumbres! ¡No a la rutina!